CRÓNICA DEL CONCIERTO DE BARAKALDO DEL 29 DE OCTUBRE DE 2010

Los aplausos se los gana la gente cuando hacen algo bien, bonito o digno de admirar. Keka se merece uno de esos fuertes por entregarnos su talento en forma de textos que siempre mecen el nombre de los protagonistas de este humilde blog, Rulo y la Contrabanda.
Keka, sabes que eres imprescindible en el blog, que tus palabras son cortejadas por la poesía en cada uno de sus sonidos y que pronto estaremos tomándonos esas cañas brindando por esos que siguen siendo de los de siempre, de los de la personalidad arraigada a su música...Un beso muy grande.

RULO Y LA CONTRABANDA (Sala Rock Star Live -Barakaldo- 29 /10/2010)

Tarde de cielo gris, viento sur alocado, con su posterior lluvia permanente, en el coche rumbo a Barakaldo, con la música a todo volumen, vuestra música, calentando motores…
Cuarenta minutos en una cola que cada vez se hacia más larga, nervios, intriga…

¿dudas?, ¡ninguna!, la sala Rock Star iba a rendirse ante la realidad, no hay quien os pare!!!Impaciencia…mucha impaciencia…

Por fin todo a oscuras, y las notas de un tango comenzaron a bailar, ahuecando el silencio, una voz grabada presentaba a la banda: Desde Reinosa, Cantabria, Rulo y La Contrabanda, las guitarras marcaron los primeros acordes y la voz tan ansiada entre las sombras pronunció: “Que yo no tengo dinero pa’ comprarte la luna…”, los focos de colores se iluminaron, al igual que la noche, las lunas y las estrellas volvieron a parpadear, la gente comenzó a gritar desbordando ilusión, con los sueños a flor de piel, con el corazón en vilo…

Y con el suceder de otras canciones comenzó el tiempo de los buenos deseos: “Que vayas por tu destino con el viento a favor, que la suerte roce tu corazón…”; el tiempo de disfrutar de los segundos “En Vela”, sin despedidas, sin que los besos se queden pequeños, en compañía de la luna, para que al mirar atrás no nos sintamos “Como Venecia sin agua”, para volvernos más canallas; el tiempo de gritar, y desgarrarnos las gargantas, para volver a casa con el maullido de los gatos al amanecer y pedirle al día siguiente al jefe “Baja por Diversión”; el tiempo de deshacernos en miradas y sentirnos las cenicientas, y los cenicientos de alguien; el tiempo de resurgir, de volver a sonreír, de veros sonreír, “Por verte sonreír”, de estrellar los whiskys y los vodkas contra la pared; el tiempo de olvidar los “Malos Pensamientos” y que se esfumen los fantasmas que escupen antiguos recuerdos; el tiempo de reinventarse, de no morir, de no tirar de reproches, que nos baste con un ¡adiós!, de poder seguir respirando, y de poder seguir viviendo, para poder jugarnos la boca “por morder esos labios”; el tiempo de convencer a esa persona de que “Descalzos nuestros pies” siempre se llevaron bien…; el tiempo de entrar de puntillas, “Despacito” y derretir a la fría soledad; el tiempo de ir como siempre a nuestra bola, “tranquis por nuestro camino”; el tiempo de lamer las viejas heridas que escuecen la piel, ya sean “Heridas de Rock & Roll” o no, sin distinguir tanta “Fauna Rara”, saltando en la pista sabiendo que nunca supimos bailar, sintiéndonos un poco “Majaretas”, esquivando el sol, sin mirar el reloj, aún sabiendo que se acercaba el final…

Para volver a perdernos como hace mucho tiempo atrás, imaginándonos el susurro afilado de una armónica que ahora no cantó, disfrutando de una guitarra acústica y de esa voz melancólica que presentaba a “Miguel”, intentando sentir su piel arrugada por el frío, recordando a un corazón cansado de vivir siempre fuera de control, exprimiendo el tiempo, desgastándolo con vuestras canciones pa’ aquí, con vuestras canciones pa’ allá… Riéndonos entre miradas con “A la baja”, buscando en la oscuridad esos labios que siempre nos dicen SI, para acabar una noche más, con “La Cabecita Loca”, los ojitos rojos, y el corazón despierto, para tomarnos juntos la botella de la felicidad, y “En el Último Trago” marcharnos al son de la inconfundible voz de Chavela, la gran Chavela Vargas…

Una noche más, de esas que siempre acaban bien, una noche impregnada de magia, de ilusión, de sueños hechos realidad, de sonrisas resplandecientes, de lágrimas que valen la pena, una noche llena de sentimientos humildes y sinceros, de detalles inolvidables, de recuerdos imborrables…

Una noche de verdadero Rock & Roll, en la hubo quienes pudimos sentirnos “una luna” entre tantas lunas…volviendo a brillar, igual que “Rulo” y su Contrabanda…porque hay luces que ni siquiera la mayor de las tormentas puede apagar…

Y de vuelta a casa, noche sin apenas lluvia, con el corazón sonriente y la sangre hirviendo, felices, después de comprobar que hay quienes a pesar de todo, siguen siendo los de siempre, los del pelo largo, los del ruido ensordecedor…

Rebeca Bañuelos Ortiz.