DESCALZOS NUESTROS PIES

Siguiendo con los relatos basados en títulos de canciones de Rulo, una vez más gracias a su poesía, el corazón siente y las manos escriben.

Que las tormentas siempre desaparezcan y prevalezca lo que llevamos escondido dentro del alma.

Que el amor todo lo venza y las sonrisas reaparezcan.

Hoy os dejo estos párrafos recién terminados.

Espero que os gusten.

DESCALZOS NUESTROS PIES

Descalzos nuestros pies caminan sobre la arena fina de una playa cualquiera, siendo parte de ella, sumergiéndose, dejando huellas imborrables al andar, soñando nuevos sueños que comenzar a transitar cuando las olas del mar los acarician con su agua fría. Todo viene y va, todo nace, muere y renace con sus vaivenes acompasados…

Descalzos nuestros pies son capaces de surcar el cielo sin moverse del suelo, saltan de nube en nube buscando tan sólo una, dónde pararse a observar ese mundo a veces incomprensible y demasiado complicado.

Descalzos nuestros pies nunca confundieron el sendero de regreso a casa.

Descalzos nuestros pies siempre se llevaron bien.

Descalzos nuestros pies siempre supieron quererse y rozarse.

Descalzos nuestros pies siempre supieron susurrarse bonitas palabras al anochecer cuando la oscuridad con sus caricias ciega los ojos y da cuerda al corazón.

Descalzos nuestros pies siempre supieron seguir adelante sin tropezar, porque a veces nuestro propio calzado nos lleva por diferentes veredas y nos aleja, pero nada importará mientras al llegar la noche se sigan encontrando.

Descalzos nuestros pies están libres de equipaje.

Descalzos nuestros pies avanzan.

Descalzos nuestros pies caminan juntos y unidos, sin importar ni el asfalto ni las piedras a esquivar.

Descalzos nuestros pies siempre se llevaron bien.

”Se apagarán las luces de los parques”, “Será para nosotros dos la luna”, “Nos cantará algún borracho sonatas para nuestros corazones”.

“Saldrán flores de las papeleras”, “Iremos como siempre a nuestra bola”.

Nuestro “colchón en el suelo, una suite de lujo, un bonito precipicio”.

Que siempre se apaguen las luces de los parques, que la luna siempre nos acompañe en nuestras noches de viaje, que siempre haya una canción que nos alegre los corazones, que de los desperdicios y de los malos momentos sepamos encontrar un recuerdo feliz, que nuestro colchón siempre sea nuestro punto de encuentro, que sigamos yendo como siempre a nuestra bola, a pesar de los días grises, de las tormentas sonoras de truenos cercanos, a pesar de los vientos del norte y de las gotas de lluvia.

Que nuestros pies descalzos siempre se lleven bien. 

Que sepamos encontrar el equilibrio para caminar siempre juntos, hacia delante, en busca de sueños con los que soñar y por los que luchar.
 

Porque descalzos nuestros pies…

Rebeca Bañuelos Ortiz.