NUBES Y CLAROS

Se avecinan nubes y claros.

Es tiempo de diferenciar si queremos seguir adelante luchando para despejar esas nubes que amenazan con lluvia y convertirlas en nubes dispersas que no ocultan la claridad del sol, o por el contrario preferimos no hacer nada y que el cielo siga su curso.

Quizá el viento se las lleve dando paso al sol, o quizá el viento traiga otras nuevas nubes más negras.

Es tiempo de hacer algo o de no hacer nada. Es tiempo de taparnos los oídos o de escuchar y sentir.

A mí siempre me ha gustado sentir.

Recuerdo aquellas nubes, aquellos claros de sol, aquella luna que no dejaba de parpadear, aquella voz, aquella música. El dulce perfecto para que las tardes grises de invierno, no fueran tan grises.

Lo recuerdo, y se me escapa una sonrisa al pensar en “esas tres noches de canciones desnudas”.

No podré acudir, pero sé que si las condiciones lo permiten, algún día, podré disfrutar desde mi sofá dando al botón del play del DVD, de ese concierto a media voz, de melodías de piano, guitarras, bajos, armónicas, bandolas, bandolinas e instrumentos de percusión,...de la magia de un nuevo teatro envolviendo las ilusiones de un mismo corazón, el mismo corazón ilusionado que un día cantó para las nubes y para los claros...

El mismo corazón que hace meses decidió reinventarse y resurgir de sus cenizas, comenzar desde cero, sin olvidar lo vivido, y que ahora, está de nuevo en lo más alto. Pero con la misma ilusión, las mismas ganas y el mismo amor por la música que cuando comenzó hace ya un montón de años...

Lo recuerdo y se me escapa una sonrisa, porque la música siempre fue una de mis maneras de escaparme de la realidad con tan sólo escucharla, y de despejar esas nubes negras, las nubes negras de un mundo negro...

Mi otra manera es escribir, escribir y no dejar de sentir. Luchar con la palabra, porque hay quienes sólo tenemos nuestra palabra.

Después de lo visto, y de lo vivido, creo que es posible un mundo mejor, es necesario un mundo mejor.

Creo que si una persona sencilla ha podido cumplir sus sueños, si él ha conseguido rozarlos, agarrarlos fuerte y guardarlos dentro de su corazón, creo entonces que cualquier persona tiene derecho a soñar, debe soñar, porque como un día dijo ese músico loco “sigue siendo gratis soñar”, y al soñar neustros sueños puede que tengamos más cerca eso de conseguir que se tornen realidad.

Luchando, creciendo, avanzando, sin dar un paso atrás.

Por eso, dentro de una semana, pensaré en esas noches desnudas de música, ilusión y sueños, cantaré en silencio, sonreiré en silencio, sabiendo en lo más profundo de mí, que en este mundo, al menos sigue habiendo cosas sencillas que llenan el alma, que calientan la piel y el corazón.

La música siempre será bálsamo para cicatrizar heridas y fuerza para seguir adelante luchando por los sueños.

La música siempre me hará sentir que el mundo puede ser más bonito y más humano. Porque la música une, no divide.

Cerraré los ojos, imaginaré que estoy en ese teatro, me inventaré cómo sonarán las melodías en mi cabeza, y sonreiré.

Yo no podré acudir, pero ten por seguro que no te faltará esa pancarta (como en el teatro de Reinosa, al que si acudí), esa pancarta que te recuerde que “Ya somos (5) lunas, ya puedes tocar”, palabras que yo misma me he apropiado desde el cariño para darte ánimos en muchas de mis entradas.

(Gracias a esas lunas originales que crearon la pancarta y las palabras, -no son lunas es un 5, ya está corregido xD- gracias a ese club de fans).

Y cuando se apaguen las luces, y el ambiente se disfrace de intimidad, y la voz susurre a media voz, y los instrumentos comiencen su delicado vaivén, los sueños serán más sueños, la ilusión estará a flor de piel, las lágrimas se desbordarán en silencio, y las nubes negras se habrán esfumado, la luna brillará contenta, y al amanecer un nuevo sol irradiará la tierra.

Porque la música siempre me hará sentir que el mundo puede ser más bonito y más humano.

Porque la música siempre me hará soñar.

Porque la música siempre me transportará a otro mundo dónde no hará falta cambiar nada, a un mundo mágico.

Hay quien desnuda su alma en canciones vistiendo de colores nuevos los disfraces de los sueños de otras almas.

Hay quien exprime su corazón impregnando cada palabra de sus letras con sus sentimientos, y así calienta y da cuerda a miles de corazones.

Una vez más gracias Rulo.

Rebeca Bañuelos Ortiz.